La historia de Erika

Autor/ilustrador: Ruth Vander Zee / Roberto Innocenti
Editorial: Kalandraka

Entre 1933 y 1945, seis millones de los míos fueron asesinados. Unos murieron de un tiro. Otros murieron de hambre. Y otros muchos murieron en hornos crematorios o asfixiados en cámaras de gas.”

Así empieza La historia de Erika, contada en primera persona por la protagonista. Erika no sabe cuál es su fecha exacta de nacimiento, no sabe cuál es su verdadero nombre, ni siquiera sabe dónde nació. Lo único que sabe es que sus padres biológicos la arrojaron desde la ventanilla de un tren sin retorno, un tren que los habría llevado a los campos de exterminio nazis. La niña se salvó gracias al gesto de extrema desesperación y esperanza de sus padres, y a la benevolencia y el afecto de la señora que la cuidó desde el momento en que encontró a esa pequeña criatura, abandonada, al lado de los raíles del tren. Para nuestra protagonista es imposible olvidarse de sus orígenes, y se hace innumerables preguntas sobre las condiciones de vida de su familia durante la reclusión, o sobre los últimos instantes en brazos de sus padres en un tren que los llevaba a algún lugar desconocido de Alemania…Hacia una muerte atroz.

A partir del texto de Ruth Vander Zee, el ilustrador italiano realiza unas láminas de lo más hermosas y cargadas de significado que se limitan a representar lo esencial de la historia: raíles, vagones y figuras sin rostro.

El estilo de Innocenti es realista, las láminas nos recuerdan a antiguas fotografías y reproducen fielmente los profundos sentimientos que la autora quería transmitir a través de sus palabras. La poesía de Ruth Vander Zee reside en la sencillez, en el arte de sugerir, de evocar y de emocionar al lector. Y las imágenes de Innocenti se concilian perfectamente con la prosa de la escritora norteamericana, sumergiendo el lector en una atmósfera evocadora y cargada de símbolos.

El ilustrador italiano recurre a la alternancia entre el blanco y negro y el color para jugar con el pasado y el presente, con el antes y el después que han marcado la vida de la protagonista. Utiliza el blanco y negro para representar el drama de la deportación y todo lo que Erika no puede recordar; el color le sirve para hablar de la vida después de su abandono y del presente. 

Beatriz A. Ré

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