16 meses sin cobrar el sueldo y la exigencia de una ley de estabilidad y escalafón fueron los motivos que generaron el surgimiento de esta experiencia sindical resuelta en una Convención de Delegados.
Además, en ese momento el Banco de la provincia de Santa Fe otorgaba préstamos a los maestros para afrontar la deuda que tenían con el propio Estado, cobrando los respectivos intereses.
El 14 de mayo de 1921, el gobernador Enrique Mosca decretó el cierre de todas las escuelas y declaró en “estado de comisión” a todo el personal. La reincorporación debía solicitarse por escrito y los educadores resolvieron desconocerla firmando un compromiso de no volver a las aulas.
Cabe destacar que la paralización total de la educación pública, que duró más de un mes, obtuvo un gran apoyo social, incluso llegó a conformarse un “Comité popular de agitación pro huelga del magisterio”.
La represión liderada por Mosca abarcó el encarcelamiento de maestras, la cesantía de más de 300 docentes, el retiro de la personería jurídica a la Sociedad Unión del Magisterio de Rosario y la amenaza de multas a los padres que no enviaran a sus hijos a la escuela. Pero, a pesar de ello, los maestros continuaron con la lucha.
Hacia 1922 la reincorporación de los huelguistas fue muy amplia, sin incluir a algunos dirigentes que fueron cesanteados. Finalmente, el pago de los sueldos atrasados no se concretó totalmente y fueron sancionadas las leyes de estabilidad y escalafón quitándoles el contenido más solicitado por el magisterio.
Para ampliar la información, sugerimos un artículo de investigación elaborado por Adrián Ascolani “Una ciudadanía restringida: tensiones en torno a los derechos y las obligaciones del magisterio. La gran huelga de 1921, Santa Fe, Argentina”.