En dicha obra, la autora recomienda 150 libros que tienen que ver con la Ley Sexual Integral. Es decir, es una recopilación de distintos textos de literatura infantil y juvenil que se acercan a ese tema. Lo más importante, según la escritora, es tener una mirada con perspectiva de género y diversidad.
Lo que ella propone es una poética de género: poder acceder a cualquier libro como si tuviéramos unos anteojos desde dónde ver lo que leemos y empezar a prestar atención a cuestiones que generalmente se nos hacen invisibles. Por ejemplo, quienes son los personajes principales, qué talla tienen, si el hombre es más alto que la mujer, quién trabaja. Es decir, empezar a visualizar qué hay en el trasfondo de esas historias que les brindamos a los chicos e intentar cuestionarlas.
“Estamos en un camino para repensarnos como sociedad, es importante reflexionar sobre qué prácticas hieren a otros, cuáles son nocivas, cómo es que llegamos a este número de femicidios, cómo no hablamos de eso. Diversidad no es sólo la sexual o genital”, manifestó.
La escritora planteó la jornada en Casilda como una “gran ocasión, contra la violencia”, parafraseando a la autora infantil Graciela Montes que dice que “la escuela es la gran ocasión para generar lectores”. Precisamente, porque es en la misma escuela dónde comienzan a nacer esas relaciones de desigualdad, esa forma de mirar al otro de manera discriminatoria, porque es ahí donde aparece el primer beso o los primeros empujones.
Según Larralde, siempre estamos hablando de sexualidad: Cuando hablamos y cuando no. No solamente decimos con la palabra, decimos con las actitudes, decimos con los silencios, con el tacto, con el abrazo, con la mirada. Por lo tanto, la ESI está en los vínculos.
Esta legislación fue sancionada en el año 2006 y en su artículo uno se expone: Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional y provincial. A los efectos de esta ley, entiéndase como educación sexual integral la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos.
“Lo fundamental que la ESI plantea es que la educación en materia de sexualidad, no puede estar a cargo solamente de las familias sino que tiene que ser una obligación del estado impartido en las escuelas porque es un derecho de niños, niñas y adolescentes”, expresó la autora y continuó: “Hemos vivido un retroceso bastante importante el último tiempo. Hay que volver a hablar de educación sexual, contar exactamente qué es y por qué es tan importante. Me pasó de estar en escuelas dando capacitaciones y niñas y niños contaron situaciones de violencia de abuso sexual que han vivido. Creo que la palabra habilita la palabra y que estos espacios son necesarios”.
Siguiendo la idea de la escritora María Teresa Andruetto que plantea que los lectores vamos a la ficción para intentar comprendernos, Gabriela Larralde cuestionó sobre cómo enseñar ESI, teniendo en cuenta el carácter transversal de la ley. “El arte permite recuperar los contextos, la rugosidad del lenguaje, los cuerpos, las emociones. Se distancia de la adultocracia. A través de la literatura para la infancia, hay un aprendizaje que sucede”, enfatizó.
Durante el encuentro, algunos libros fueron sugeridos: El vestido de mamá de Dani Umpi y Rodrigo Moraes, La cenicienta que no quería comer perdices de Nunila López Salamero, ¿Qué es esto? y Mi familia es de otro mundo de Cecilia Blanco, La guía de las chicas de Marawa Ibrahim y Sinem Erkas, De familia en familia de José Nesis y Paula Szuster, El globo de Isol, Las antiprincesas de Revista Sudestada, ¡Se pegaron los fideos! de María Victoria Pereyra Rozas, Niñas malas Gabriela Larralde y Myriam Cameros Sierra, Una delgada línea rosa de Annalisa Strada, Me enamoré de una vegetariana de Patricia Kolesnicov y Cuando estamos juntas de María Wernicke.
Finalmente, la autora concluyó la jornada diciendo: “Es un aprendizaje constante donde todo el tiempo hay nuevas diversidades. En realidad, no son nuevas sino que la escuela tiene la posibilidad de abrir más espacios, de ser más contemplativos a las diferencias que tenemos las familias, las personas y los niños. Es una tarea muy compleja y complicada pero hay muchos maestros y maestras que buscan que la enseñanza sea distinta.”